La iluminación hace todo visible, tiene la capacidad de cambiar la percepción de los espacios y cuidar el bienestar de las personas. Estos aspectos se convierten en elementos muy importantes cuando se habla de espacios llenos de arte.
En los museos y galerías de arte se trata siempre de garantizar la calidad de la experiencia visual y procurar la conservación de los objetos de la colección. Se deben tener en cuenta que las obras son variadas y esto requiere que se usen diferentes tipos de luz que mejor enaltezcan sus cualidades.
Los aspectos técnicos a tener en cuenta cuando se habla de iluminación buscan crear el énfasis necesario y correcto para darle el protagonismo a la obra. La luz, como manifestación de la energía en formas de ondas electromagnéticas, es capaz de afectar o estimular la visión. Por esto, siempre es importante considerar los límites exactos de luz sobre cada objeto. Así no solo se disfrutan de más detalles sino que se contribuye al no deterioro de la obra.
Cualquiera que sea la fuente o el tipo de luz seleccionada siempre deben establecerse medidas de protección contra los factores que deterioran y no le dan justicia a los colores o formas de las obras. Siempre teniendo en cuenta la experiencia de los asistentes para que su experiencia sea la mejor posible.